domingo, 7 de noviembre de 2010

Valerie (o principio de incertidumbre en época de frutillas)

por Delicatessen


¿Es cierto que lo que mal empieza, peor termina? ¿O es meramente una afirmación autoimpuesta para resguardarnos de todos nuestros miedos y guarecernos de las múltiples probabilidades que ofrece el destino, sean desatinadas o acertadas?


Escuché cientos de veces que donde se come, no se caga... ¿no es otra ley por el estilo? ¿o acaso es una norma social que hay que aprender, aunque más no sea, a la fuerza? Como todo, a fuerza de prueba y error, error, error...

¿La primera impresión es lo que cuenta? Si así fuera, de la impresión, hubiese huído despavorida a la primera. ¿No cerramos así puertas?¿No estaríamos negándonos a ir en profundidad, por temor a lo que ocurra en la segunda, tercera, o vigesimocuarta impresión?

¿Cómo asumir las consecuencias desde un principio... si desde el principio, no hay más que incertezas?

Acatar estas pautas para el comportamiento social, solamente tiene dos alternativas: reduce nuestras posibilidades amorosas a un 1%, o nos ayuda a no terminar ahogándonos en una doble medida de Jack Daniels.





(Mi profesora de actuación dice que el miedo no son más que fantasías que se deshacen enfrentándolas...)

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