lunes, 29 de noviembre de 2010

La clave del año que pasó según Caballo de Metal: el miedo.

por Delicatessen Squirru


Todos los años, tenemos un desafío recurrente o leit motiv, un aprendizaje que sí o sí tiene que superarse.
Mi leit motiv de este año fue el miedo. Servido con papas noisette o al escabeche, frío o caliente, en un plato o hecho brochette, allí aparecía el miedo en múltiples formas. Desde el pánico a enfrentar un examen (así es como este año dejé casi todas las materias), el pánico escénico (entre estas materias incluyo actuación) al terror que me provoca la sola idea de conocer a alguien en profundidad.

Pues bien, esto tiene sus antecedentes y también tiene sus motivos: pasé por una relación muy difícil a la que pude ponerle punto final hace un año. Entré en rehabilitación para el corazón fracturado, olvidé la vieja relación, garché con gente nueva, salí a tomar tragos con gente nueva, e hice todo lo que debía hacer. Pero nadie me avisó del último paso de la rehabilitación: conocer a alguien más y volver a arriesgarme.

Nadie me avisó, pero lo veía venir. Y me aterra. Me da taquicardia y me hiperventilo. Me mareo. No conocemos realmente a la gente, hasta que la conocemos en la intimidad... y hasta tanto, podemos no darnos cuenta que aquella persona agradable del banco de enfrente es un psicópata irremediable.
Este miedo es equivalente al que se siente al proponerse cruzar una habitación desconocida a oscuras: nuestra fantasía nos hace imaginar dragones, cucos, hombres de la bolsa, o simplemente muebles afilados listos para taclearnos en el tobillo o el dedo chiquito del pie. Mi miedo es volver a encontrar un loquito de mierda igual al anterior, en mitad de esa habitación, cuando ya tomé la decisión de avanzar indefinidamente.

Una vez que llegás ahí, ¿qué pasa? ¿qué pasa si hay un tipo con una sierra eléctrica y enfermo de celos? Ya está, ya tomaste el riesgo, ya decidiste cruzar la habitación. Te tiraste al vacío, te enamoraste hasta las pelotas. Y ahora es más difícil escapar, más si estás a oscuras. Es más difícil que si lo preves antes. Pero esas cosas son imposibles de prever...


De cualquier manera, yo no pienso moverme de la puerta de la habitación hasta que un adulto responsable me agarre de la mano y me guíe tranquilamente. O al menos, hasta tener la madurez suficiente como para espantar todas las fantasías y enfocarme en lo real.



lunes, 8 de noviembre de 2010

Y comieron perdices... y estaban vencidas.

por Delicatessen


Hablando de miedos, finalmente el miedo máximo se apoderó de mi, le hice frente a la fuerza y muy a pesar de mis frágiles condiciones físicas, lo vencí (por ahora).
Este miedo tuvo más que respercusiones mentales. Y como dicen que nombrar tu miedo es la primera parte del proceso, lo voy a hacer para ser más clara: baja presión-taquicardia-ataque de pánico.


Una vez que llegué al cuarto más alto de la torre más alta de un edificio de Congreso,trás subir lo que pareció ser una interminable escalera de caracol, quedé encerrada allí, cual princesa de cuentos. Presa del encierro, de la torre, y de los dragones en los que se convirtieron mis miedos. Me senté, y sentí que el cuerpo se me rellenaba con plomo en aquellos lugares donde antes, tenía músculos y huesos. Sentía que un imán me conducía hacia el suelo, hacia el mismísimo centro de la tierra, y yo no podía hacer más nada que quedarme tiesa. Los colores de pronto se volvieron amarillo. El suelo amarillo, el vestido con flores de la señora era amarillo, las sillas amarillas, mis manos amarillas...
A respirar al patio... cuando me movía, el cuerpo revivía. Pero el corazón pugnaba por escapárseme del pecho, por entre las costillas de plomo. Mi cuerpo no me pertenecía, y el aire me faltaba. Tuve miedo, miedo de dejarme ir, miedo de morir, miedo de todo. Miedo de permitir que mi cuerpo dejara de exhalar, de dejarme tentar por el magnetismo de la tierra. Lloré como una nena, a lágrimas y moco tendido. Nadie entendía, pero el malestar era interno y ninguno estaba adentro de mi torrente sanguíneo en ese momento. Sentía que el cuerpo me temblaba, pero era consciente de que estaba muy rígida. Me costaba conectar ideas. La angustia me oprimía el pecho. Y el pánico sobrevino de vuelta. El corazón me latía muy fuerte...

Y así, sentada en una silla, en la habitación más alta de la torre más alta, presa de la taquicardia y el miedo, de pronto vi llegar a mi príncipe rescatador: un paramédico de no más de unos 28 años, bucles rubios, ojos azules, labios carnosos y cachetes sonrosados. Tenía un ambo de color violeta (mi color preferido). Me tomó la mano, y el pulso. Me preguntó mis síntomas, me dijo su diagnóstico y cómo se trataba. Me tranquilicé un poco. Se puso en cuclillas a mi lado, y recuerdo sentirme mareada, confundida, con pesar en el cuerpo, taquicardia y dificultad respiratoria, pero aún así, me acerqué en un movimiento imperceptible hacia él, para premiarlo con un beso de amor verdadero...

Pero para arruinar la historia de esta princesa moderna, su padre, el rey guardabosques, dijo que mejor llevaba a la princesa hacia el centro de salud más cercano de la obra social (porque además, el rey era peronista) y que no hacía falta ningún SAME.

De pronto, me encontré en el hall de entrada, ya efectuado el rescate, respirando con dificultad. La magia se desvaneció en un instante: el noble córcel de estrepitosa sirena y el príncipe desaparecieron, y a mi lado apareció un señor canoso de amable sonrisa pero ninguna sangre real. Y en lugar del noble córcel, la princesa fue trasladada en un muy porteño taxi que podría pasar por calabaza.

Moraleja: uno no puede negar nunca su esencia. Aún ante las situaciones más críticas, sigo siendo la más puta...



De yapa:

Eiti Leda

http://www.youtube.com/watch?v=H35_hpatS7o


(mírenlo ustedes que el blog putito muy putito no me deja subirlo)


Y que me de la inyección a tiempo, antes que se me pudra el corazón...

domingo, 7 de noviembre de 2010

Valerie (o principio de incertidumbre en época de frutillas)

por Delicatessen


¿Es cierto que lo que mal empieza, peor termina? ¿O es meramente una afirmación autoimpuesta para resguardarnos de todos nuestros miedos y guarecernos de las múltiples probabilidades que ofrece el destino, sean desatinadas o acertadas?


Escuché cientos de veces que donde se come, no se caga... ¿no es otra ley por el estilo? ¿o acaso es una norma social que hay que aprender, aunque más no sea, a la fuerza? Como todo, a fuerza de prueba y error, error, error...

¿La primera impresión es lo que cuenta? Si así fuera, de la impresión, hubiese huído despavorida a la primera. ¿No cerramos así puertas?¿No estaríamos negándonos a ir en profundidad, por temor a lo que ocurra en la segunda, tercera, o vigesimocuarta impresión?

¿Cómo asumir las consecuencias desde un principio... si desde el principio, no hay más que incertezas?

Acatar estas pautas para el comportamiento social, solamente tiene dos alternativas: reduce nuestras posibilidades amorosas a un 1%, o nos ayuda a no terminar ahogándonos en una doble medida de Jack Daniels.





(Mi profesora de actuación dice que el miedo no son más que fantasías que se deshacen enfrentándolas...)

viernes, 5 de noviembre de 2010

y lo di nomás al gran salto.
con un "no te quiero ver más"
así di por finalizado después de varias idas y venidas mi desequilibrio emocional.

pero sigue ahí,
no se fue
no se va a ir
me ganó la resignación
resignación a estar enamorada y a no estar más con él.
y lo peor de todo es que sigo pensando con el orto

y lo extraño

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Precaución:

lea atentamente las instrucciones antes de flashear.

por Delicatessen


(Leer lo siguiente en español neutro, con entonación de documental de Discovery Channel)


Muchas veces, algunos de los siguientes síntomas del llamado síndrome premenstrual, pueden confundirse con los de un embarazo:

retraso en la menstruación
dolores abdominales y molestias en la zona baja
cara de pobre borrego
problemas de digestión y náuseas
gases
hipersensibilidad en los senos
hipersensibilidad emocional
aparición de súbita imaginación excesiva
lagunas mentales
nerviosismo
repentinas fabulaciones futuristas
ansiedad
sentimiento de culpa
desarrollo de la habilidad argumentativa


Por lo demás, ante cualquier duda, consulte con su farmacia más cercana.

martes, 2 de noviembre de 2010

escena desaparecida

qué es peor?
no tener en quién pensar o tener por quién llorar?

no me animo a dar el gran salto

lunes, 1 de noviembre de 2010

Ante el corazón astillado, suicidio musical




I want to embrace you and never let you go
Almost hope you're in heaven so no one can hurt your soul
Living in agony 'cause I just do not know
Where you are


Sigo siendo una darkie de mierda, a quien quiero engañar yendo a Puan y discutiendo acerca de Chomsky.

Je suis dans la merde

En una corte de nubes etéreas y vaporosas me encuentro, sinceramente sin saber qué hacer.


Indecisión-decisión.
Tomar las riendas de mi caballo que es un forro.
Actuar como mina o hacer las cosas como debería.
RE-REGULACIÓN